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martes, 22 de febrero de 2011

La vita é bella


Tras verla me quedé absorto. Dicen que hay momentos que a un ser humano lo pueden marcar para toda la vida; leí también que la imbecilidad es una tara inherente al ser humano, y de hecho no lo discuto. Estaba buscando algo para ver en casa, recorrí mi extenso archivo filmatogáfico y me topé con una verdadera joya del séptimo arte: "La vida es bella". Película rodada en 1997 y ganadora de tres premios Oscar.

La cinta nos narra la historia de un judío italiano llamado Guido Orefice (Roberto Benigni, también director de la misma) el mismo que junto a su familia se ve inmmerso en la infamia fascista de la Italia encabezada por el nefasto Benito Mussolini y su adú Adolf Hitler, el mismo que convirtió a los soldados alemanes en verdaderas bestias inhumanas.

Todo transcurre en la ciudad italiana de Arezzo, en el año 1939; es decir en pleno comienzo de la II Guerra Mundial. Guido es un hombre joven muy alegre, de gran inventiva y con una sonrisa siempre a flor de piel. De modo fortuito conoce a Dora (Nicoletta Braschi) de quien inmediatamente se enamora. Ella está comprometida con un tipo arrogante que ostenta un cargo burocrático -además de ser oficial fascista-, y cuyo poder económico sucumbe finalmente ante la frescura del buen Guido.

Desde un comienzo, se dejan ver ataques contra las propiedades de los judíos, incluyendo una al negocio del tío de Guido. Tras el "rapto" que hace Guido al llevarse a Dora -él la llama "Princesa"- en la cena de compromiso nupcial; ambos unen sus vidas y fruto de ello tendrán un hijo: Josué.

Todo era felicidad, llegan a tener una librería y viven tranquilos como cualquier familia promedio. Pero el horror nazi hace su aparición y justo el día en que Josué cumple años, tanto él, como su padre (Guido) y el tío de este, son llevados a un campo de concentración.

Aquí se da una de las escenas más conmovedoras, cuando Dora visita la estación del ferrocarril que trasladará a cientos de judíos entre los que se cuentan su pequeño hijo, y su esposo.

El oficial alemán no puede creer que una mujer no judía arriesgue su vida pidiendo ser trasladada en uno de los famosos trenes de la muerte. Mientras tanto Guido fiel a su peculiar estilo de sobrellevar las dificultades, le cuenta a su hijo una historia iverosímil.

Guido le hace creer al pequeño Josué que todo no es mas que un juego, donde el premio mayor es un tanque pero real; para ello deben sumar mil puntos. Así el "angelito" vivirá dicha desgracia de un modo diferente.
Guido termina pasando de todo, logrando sobrevivir, siempre gracias a su genio inventivo.

Finalmente, las cosas no van bien para las tropas alemanas, que se saben en inminente peligro ante la llegada de las fuerzas aliadas. Guido ve en ello la oportunidad de huír. Proteje en primera instancia a su hijo, y de inmediato decide ir en busca de su Princesa, dado que ella se encontraba lejos de su barraca, pues como es sabido los nazis separaban a los hombres de las mujeres.

Precisamente Guido se disfraza de fémina, e intenta ubicar a Dora; pero en su intento, es descubierto y un soldado alemán lo lleva hacia un paraje desolado donde lo ultima a balazos. Ni siquiera en la previa de un instante tan terrible para cualquier ser humano, Guido pierde la sonrisa.

Aun sabiendo que lo van a matar se da tiempo de bromear, y al pasar por la caseta donde se encuentra oculto su hijo, nuestro singular héroes finje marchar con una sonrisa dibujada en el rostro.

Josué observa todo ello, y sonríe. La criauturita ignora lo que va a acontecer. Esto es Guido un hombre que nos dice a la cara, que aun en momentos tan álgidos uno puede darle una cachetada a la adversidad con un poco de ingenio, carisma, y buen humor. Claro es una película pero el mensaje es fabuloso.

Es tan buena la obra, que uno llega a reír, llorar y asombrarse, incluso con un tema tan duro y penoso como fue el Holocausto judío. El final de la cinta, muestra la llegada de las tropas americanas, que liberan el campo de concentración, y a Dora reunida al fin con Josué.

Mientras madre e hijo se unen en un interminable abrazo... se deja escuchar la voz de Josué -ya mayor- diciendo "Questa è la mia storia Questo è stato il sacrificio di mio padre che io possa vivere. Questo è il suo dono per me".

Emotivo epílogo para decirnos: "Esta es mi historia Este fue el sacrificio de mi padre para que yo viviera. Este es su regalo para mí".


EL FINAL


Una película para no perdérsela, y que nos es útil como para replantearse viejos temores. Y sí, tal vez la vida es bella.

1 comentario:

Alejandra dijo...

volviste eso es bueno Carlos y con un tema sensacional digno de ti me alegra mucho sabes. Te dejo un gran beso y felicidades porque sigues brillante al escribir.