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martes, 3 de mayo de 2011

Big Ben: obra maestra que da la hora


Impresionante: definición perfecta para el Big Ben (Foto: Blogygrana)


Mi linda amiga Francielle engalanando esta imagen sobria del monumento inglés.


Con su característica tonada, mundialmente conocida, el reloj se ha convertido en uno de los íconos más famosos de Londres (Inglaterra). Me estoy refiriendo al célebre Big Ben. Mi amiga Francielle -brasileña- pasó unos días de vacaciones en la capital inglesa y me envió una foto del gran "monumento" enclavado a escasos metros del río Támesis. Decidí investigar sobre tan imponente estructura; y he aquí el imaginario viaje a través del túnel del tiempo.

Cuando el fuego consumió en 1834 el palacio de Westminster, la sede del Parlamento británico, se aperturó un concurso para reconstruirlo. La propuesta ganadora fue la de sir Charles Barry, misma que consistió en en un palacio de estilo gótico con una imponente torre del reloj de base cuadrada. Para coronarla, el Ministerio de Obras encargó "un majestuoso reloj, el más grande del mundo".

Sorprendente suceso

La torre de 96 metros (316 pies) comenzó a levantarse en 1843. Tres años después se emprendió la búsqueda de un relojero que construyera un mecanismo tan fiel que no variara más de un segundo a la hora. Muchos creyeron que eso era imposible. Las razones para la duda se basaban específicamente en un hecho palpable: en una torre tan alta y desprotegida, las manecillas del reloj estarían expuestas al viento, la nieve y el hielo. A ello se sumaban las "fieles" palomas.

Tales factores incidirían en el péndulo del reloj, que debía mantener un ritmo regular para conservar su precisión horaria. Esto desató discusiones ente expertos. Uno de ellos Edmund Beckett Denison, presentó un diseño viable, tras lo cual se encargó la maquinaria a un destacado fabricante de relojes.

A los dos años, el reloj ya estaba listo para dar la hora, pero tuvo que guardar silencio durante un lustro, hasta que culminaran las obras de la torre. La espera permitió a Denison inventar un artefacto que protegiera el pénduilo de los factores externos y así asegurara su precisión.

Nace el Big Ben

Terminado el mecanismo del reloj, el siguiente paso fue forjar las campanas. Una fundición del noroeste de Inglaterra fabricó las de las horas; cuyo tamaño y peso resultaron ser mucho mayores de lo esperado con sus 16 toneladas; la campana hundió la cubierta del barco que la transportaba, pero finalmente arribó al puerto de Londres. Ya en tierra, la llevaron en un carruaje especial tirado por dieciséis caballos blancos y luego la colgaron de un soporte frente al Parlamento para probarla.

Era costumbre que a las campanas grandes se les diera un nombre, y a esta se la bautizó Big Ben, aunque no se sabe a ciencia cierta el porqué. Hay quienes dicen que fue en honor a Sir Benjamín Hall, un corpulento hombre de la época que trabajó para el parlamento. Otros aseguran que se llamó así por Benjamín Caunt, un boxeador campeón de los pesos pesados. Pero, al margen de su origen, el nombre de Big Ben -utilizado en principio para la campana mayor-, ahora hace referencia al reloj y a la torre.

No pocos contratiempos

Inicialmente se pensó que el martillo de la campana era demasiado liviano, de modo que se cambió por otro de 660 kilos (1.500 libras). Tras unos meses de prueba, sucedió lo inimaginable: la campana se partió y no pudo repararse. Así que fue desmantelada y refundida en otra de 13,7 toneladas. Una vez más, las muchedumbres abarrotaron las calles para verla pasar en dirección a la sede del Parlamento.

Unos meses después se completó la gran torre. Valiéndose de cabrestantes, varios grupos de hombres lograron izar el Big Ben y colocarla en el campanario. La enorme campana se unía así a las cuatro menores que tocarían los cuartos de hora. Luego se instaló el pesado mecanismo. Por fin, el majestuoso reloj estaba listo para entrar en funcionamiento... o al menos eso parecía.

En julio de 1859, Big Ben comenzó a marcar las horas, pero la alegría duro poco. A primeros de octubre, la gran campana volvió a rajarse. Como era imposible sacarla de la torre, se la giró un cuarto de circunferencia a fin de que el martillo no golpeara sobre la grieta. Asimismo se instaló uno menos pesado para evitar daños mayores. Luego de tres años, Big Ben se hizo oír nuevamente. No obstante, la grieta permanece; y ello le confiere su sonido característico.

EL DATO
*En 1924, la famosa emisora de radio inglesa BBC de Londres, instaló un sistema de micrófonos en la torre del reloj y comenzó a emitir a ciertas horas las campanadas del Big Ben como señal horaria nacional. Ocho años más tarde, la inconfundible melodía llegaba a la audiencia de la Comunidad Británica de Naciones. Actualmente resuena por todo el mundo a través de las ondas del servico internacional de la BBC. Debe destacarse, que el reloj y las campanas sobrevivieron a los incesantes bombardeos de la aviación alemana durante la II Guerra Mundial.

Siempre habrá un antes y un después desde la creación de esta joya de la ingeniería mecánica y de utilidad pública exacta. Hora inglesa le llaman. Yo prefiero decirle: "amazing Big Ben".

2 comentarios:

Nancy dijo...

oye Carlos gracias por enviarme tu nuevo posteo a mi correo otra vez volviste a escribir cosas lindas e interesantes un beso grande y siempre así iluninado.

Nancy dijo...

muy interesante y lindo tu posteo Carlos sigue así un beso amigo.