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miércoles, 4 de enero de 2012

Lo más sublime: la poesía













La magia de la poesía está presente. Comienza un nuevo año, el para muchos temido 2012; y deseo dar inicio a los posteos de la presente temporada, rindiendo un humilde pero justo homenaje a uno de los más grandes poetas que haya existido.

Me refiero al eximio cubano José Ángel Buesa (Cienfuegos, Cuba 1910 - Santo Domingo, República Dominicana 1982), quien con una lírica profunda, supo llevar a la inmortalidad, el eco profundo de sus versos.

Aquí les dejo mi preferido: Elegía para ti y para mí. Un verdadero deleite con su claro tono de melancolía... como para leerlo una y mil veces más. Como para recitarlo siempre.

ELEGÍA PARA TI Y PARA MÍ


Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente en mi sueño.
Un año y otro año caerán, como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo...
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizás, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles
dejarás poco a poco de mirarte al espejo.

Y tal vez entonces, un día casualmente
al cruzar una calle nos saludaremos.
Yo pensaré, quizás "Que linda es todavia"
Tú quizás pensarás: "se está poniendo viejo"
Tu irás sola o con otro. Yo iré solo o con otra.
O tú irás con un hijo que debió haber sido ser nuestro.

Y seguirá muriendo la vida , año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en esas noches tristes de quietud y de estrellas
pensaré en tí, un instante, pero cada vez menos...

Y pasará la vida. Yo seguiré soñando,
pero ya no habrá nombre de mujer en mi sueño.
Ya yo te habré olvidado definitivamente,
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
Y quizás para entonces al cruzar una calle
nos veremos frente a frente ya sin reconocernos.

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra.
Las manos para siempre, cruzadas sobre el pecho.
Tú con los ojos tristes, y los cabellos blancos
te pasarás las horas bostezando y tejiendo,
y en cada primavera renacerán las rosas
aunque tú ya estés vieja, y aunque yo me haya muerto.

1 comentario:

Nancy dijo...

Que bonito poema la verdad primera vez que lo leo, gracias estuvo muy bueno el posteo.

Nancy.