Keiko un Deja Vu de Alberto Fujimori (Caricatura: Carlín).
Estamos ya viviendo la efervescencia de la segunda vuelta. Nos guste o no, entre Keiko Fujimori Higuschi lideresa de Fuerza 2011, y Ollanta Humala Tasso líder de Gana Perú, estará el nuevo presidente del Perú. Por ello he creído conveniente al margen de mi opinión, hacer pública la siguiente carta abierta que me llegó de parte del Instituto de Defensa Legal (IDL), en torno a los comicios presidenciales.
La misiva fue emitida el 12 de abril, pero hasta ahora ningún medio de información la ha dado a conocer a la opinión pública.
Interesante Libertad de Prensa se tiene en Perú, donde dicho término es pura utopía. Saquen ustedes sus conclusiones. Como quien escribe es un periodista independiente y no debe favores a ningún poder oculto, la hace de conocimiento de todos aquellos que visitan este humilde blog.
LO QUE DICE EL IDL
12 de abril, 2011.- Lo primero que nos parece importante destacar, es que las elecciones presidenciales se han llevado a cabo sin ningún tipo de irregularidad. Punto a favor de la democracia en nuestro país.
Creemos también -como muchos- que los resultados expresan fundamentalmente el descontento que hay en diferentes partes del país, por la injusta manera en que se ha distribuido el importante crecimiento económico que ha habido en el Perú durante los últimos años. Queda demostrado que no era cierta la versión de que la mayoría de los peruanos estaban viendo mejorar su situación económica.
Sería absurdo negar que se ha expresado una vez más voto de protesta contra la exclusión.
El IDL es una institución de la sociedad civil cuya identidad responde solo y exclusivamente a la defensa de una perspectiva a favor de la democracia, los derechos humanos, la inclusión social, la lucha contra la corrupción y la impunidad y la solución pacífica de las diferencias.
Sin embargo, hay situaciones excepcionales, en las que creemos, es inevitable ir más allá. La búsqueda de la re-reelección de Fujimori fue una de ellas. Consideramos que, al tratarse de una figura inconstitucional, que buscaba imponerse a través de un fraude, justificaban la oposición activa de instituciones como la nuestra.
Basados en el mismo tipo de consideraciones, el IDL desde enero de este año, ha venido expresando su convicción del retroceso que significaría para el país, la vuelta del fujimorismo al poder, a través del triunfo de Keiko Fujimori.
Estamos seguros que defender la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos pasa por oponerse frontalmente a dicha candidatura, ya que la década de los 90 fue la época más oscura de nuestra historia republicana en cuanto a la perspectiva por la que trabajamos desde hace 28 años.
Está probado que Keiko Fujimori representa el regreso y la continuidad de lo que ocurrió durante dicha década, en la que gobernaron Fujimori y Montesinos, debido a que ella, como primera dama, fue parte de ese régimen. Tampoco ha hecho un deslinde con lo más grave de esos años, sino todo lo contario; al final de la campaña, hasta reivindicó de manera explícita lo ocurrido durante la referida década.
Muchos de sus actuales planteamientos están reñidos, asimismo, con normas nacionales e internacionales, como es su propuesta de extender la pena de muerte; la aplicación de la legislación antiterrorista para acabar con la inseguridad ciudadana; o su intención de liberar a su padre, cuando la justicia ya lo ha condenado en doble instancia y respetando escrupulosamente las garantías del debido proceso.
Sin embargo, habiendo logrado pasar a la segunda vuelta, respaldada por el 21% del voto de los peruanos, obviamente respetamos el resultado. Pero, al mismo tiempo, reiteramos nuestra posición: estamos completamente seguros que la llegada de Keiko Fujimori al poder sería el regreso del fujimorismo de los 90. Sería, entonces, lo peor que le podría ocurrir a nuestro país.
Estamos seguros que se repetiría la corrupción generalizada, las violaciones de derechos humanos, el control de las instituciones y de los medios de comunicación, el intento de perpetración en el poder y demás hechos que caracterizaron al gobierno que de manera conjunta llevaron a cabo Fujimori y Montesinos. Tenemos la obligación moral de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar el triunfo de Keiko.
Sobre Ollanta Humala, quien ha ganado abrumadoramente esta primera vuelta, reiteramos las preocupaciones que en todo momento hemos expresado: la posibilidad de que signifique el inicio de un gobierno autoritario, que no respete los derechos y libertades básicas, y que pretenda quedarse más allá de los 5 años que le corresponden.
En lo económico, preocupa que las medidas adoptadas, vayan más allá de la búsqueda de una más justa distribución de los recursos, y se concreten en estatizaciones que sería otra forma de regresar al pasado y poner en riesgo un crecimiento económico, cuya salvaguarda es prioridad. Varias posiciones asumidas en las anteriores elecciones y puntos de su acutal plan de gobierno, justifican estas preocupaciones.
¿Con quién gobernaría? ¿Con los que hoy lo rodean -algunos de los cuales generan confianza- o con otros, cuyos nombres hoy no aparecen en su entorno?
También es muy importante para nosotros que, más allá de la absolución por parte del Poder Judicial, pueda presentar pruebas contundentes de no haber incurrido en violaciones de derechos humanos en Madre Mía.
Nuestras dudas sobre Ollanta son muchas y graves, como siempre lo hemos dicho, y lo volvemos a expresar. Sin embargo, nos parece válida la diferencia que ya muchos analistas están haciendo entre la posibilidad de que gane Keiko Fujimori y la de que sea Humala el triunfador.
Frente a Humala hay serias incertidumbres de lo que haría. En el caso de Keiko hay total certeza de todo lo malo que representa, pues ya hemos vivido diez años de dictadura fujimorista. Humala aún no ha gobernado, y la bancada humalista durante los últimos 5 años, no ha propiciado ninguna medida antidemocrática y contra el estado de derecho, como sí lo ha hecho permanentemente la fujimorista.
Humala y sus partidarios tienen el desafío de disminuir esas dudas e incertidumbres, adoptando una serie de medidas que cumplan la función de garantías de que respetarán los aspectos esenciales de un régimen democrático, que no llevarán al país a la debacle económica y que luego de 5 años dejará el poder, pase lo que pase.
Medidas como podría ser el adelanto de nombres en puestos claves de su gobierno, que generen confianza. La adopción frente al país de determinados compromisos. La promesa de mantener absoluta independencia frente a todo gobierno que no respete la democracia y los derechos humanos (como es el caso de Venezuela, pero también de otros países).
Humala tiene que asumir que para triunfar en segunda vuelta, necesita ganar el voto de una gran cantidad de peruanos, que solo estarían dispuestos a votar por él a cambio de ese tipo de garantías. Y que si gana, quienes le dieron el triunfo, no lo han hecho a modo de un cheque en blanco, sino que lo fiscalizarán severamente desde el comienzo.
De acuerdo a la gran mayoría de sus miembros, el IDL está entre los que preferirían no haber llegado a esta disyuntiva de tener que escoger entre Humala y Keiko, pero las circunstancias nos han puesto ante ella, y, estando en juego aspectos esenciales de nuestro futuro, solo queda optar.
*Este artículo contiene las conclusiones a las que llegamos los integrantes del IDL, luego de la discusión que se tuvo el día de hoy, lunes 11 de abril, sobre los resultados electorales. Se trata de una versión libre que pretende recoger las principales ideas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario