La U empezó ganando en la Libertadores. Ojalá no se despida sufriendo.
Su rostro parece decirlo todo. Reynoso ha dicho que se irá aun ganando.
El pasado martes en la noche, horas antes de celebrar mi cumpleaños salía del Monumental de Ate, convencido de que los equipos peruanos no saben ganar cuando se les cuelga el rótulo de favoritos. Minutos antes del comienzo de las acciones, mientras hacía cola por una butifarra, escuchaba los comentarios del común de aficionados merengues. Todos sin excepción esperaban una goleada a favor de los Reynoso Boys. Todos creían ciegamente en ello, y no repararon en que el campeón nacional es un cuadro que no tiene gol.
La U versión 2010, se me antoja mejor que la anterior en cuanto a marca, en lo duro que se hace en el mediocampo, y en la rudeza que imponen sus zagueros cuando se trata de mandarla lejos. Si el fútbol se ganara con el rotar y rotar del balón, destruyendo todo intento ofensivo del rival y olvidándose que el gol es la única llave que garantiza romper la cerradura del cero; entonces los dirigidos por el poco carismático Reynoso serían candidatos serios a ser campeones.
Pero no es así, jugar por los laterales sirve para acercarse al arco de enfrente, pero no para concretar las llegadas al cajón grande en gol. Universitario es flojo en cuanto a ideas ofensivas. La carencia de hombres cerebrales de tres cuartos de cancha hacia adelante, conspira en que puedan llegar a sumar de a tres.
Ahora tras el paupérrimo empate en Lima ante el no menos menesteroso Blooming de Bolivia, a los estudiantiles no les queda otra que ganar o ganar en Argentina.
Pero, así como ha venido jugando la U, le veo poco futuro en la Libertadores. Ojalá se de un hecho milagroso, y este pobre elenco merengue le tuerza la nariz al destino y pueda salir airoso mañana jueves ante los granates de Buenos Aires (5.30 pm, arbitraje del brasileño Carlos Simon)
Lanús no es un equipo fuerte ni siquiera ha mostrado contundencia jugando en casa, pero en este lance se juega su última chance. De lograr el triunfo los dueños de casa, habrán matemáticamente asegurado su pase a la otra fase, salvo que libertad también gane, lo cual dejaría todo en suspenso.
Por us parte, el monarca de nuestro balompié marcha invicto, pero no precisamente por ser poderoso sino mas bien por ostentar una fortaleza digna de ser destacada en cuanto a la marca. Serán 90 minutos muy luchados no me cabe duda.
Saliendo del Monumental y disfrutando una bebida gaseosa, escuché a unos chiquillos maldecir, mientras algo resignados concluían que ser de la U es igual a: nacer para sufrir.
Sí pues tienen razón los hinchas cremas. Ellos nacieron para sufrir, pero también pueden gozar. Reaparecen Miguel Torres y el pequeño Ruidíaz. Ambos pueden darle otro aire a la crema. Veremos si con ellos alcanzo, sino ya se sabe otro fracaso copero y chau Reynoso.
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