El mundo entero viene siendo testigo de la crueldad con que la naturaleza ha golpeado a un país tan bello como sufrido. Japón ha experimentado uno de los mayores desastres naturales de su propia historia.
Luego de la estupidez inhumana, que derivó en el lanzamiento por parte de la aviación estadounidense, de las tristemente célebres bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945 -fin de la II Guerra Mundial- el territorio japonés no había sido castigado como hasta ahora.
Oremos todos por ese pueblo tan grande como noble. El Perú es un país sísmico y aunque no lo fuera, no podemos dejar de lado, nuestra sensibilidad y solidaridad hacia esas personas que hoy lo han perdido todo. La esperanza es lo único que ahora poseen. La fe en un mejor presente es lo que los impulsa. Estamos contigo Japón y aquí sobran las palabras.
NOTA
No pondré imágenes ni vídeos del Tsunami, porque hay que tener respeto por aquellas vidas que se perdieron. Ya vimos mucho de ello, así que considero, que no es necesario mayor sadismo.
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