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miércoles, 29 de febrero de 2012

Barbarie que debe terminar





A veces siento vergüenza de pertenecer a la raza humana (Fotos: AFP).











Alto al abuso. Alguna vez Buda manifestó, que los animales son “nuestros hermanos menores”. Pero el infortunio ha deseado que el hombre, deje en claro que no respeta la vida ajena; y que es capaz de hacer el mal, para beneficiarse de ello, en un acto sumamente deplorable. China el país que lleva el estandarte, de ser no solo la nación que ocupa el primer lugar, en cuanto a violaciones a los derechos humanos; también ostenta igual ubicación en cuanto a daño a los seres vivos.

Existe en Asia, una variedad de oso negro llamado “oso luna”. Dicho apelativo obedece a una media luna que lucen en el pelaje del pecho, y que se parece a una luna en cuarto creciente. Según se conoce, este mamífero produce grandes cantidades de ácido biliar (ácido ursodesoxicólico), que es usado en la medicina tradicional china desde hace más de 3.000 años.

De las ocho especies de osos que existen, sólo el panda gigante, se ha salvado de ser martirizado para extraerle la bilis. Antes a estos grandes mamíferos, se les cazaba; pero desde hace 20 años algunos países asiáticos -no sólo China- sino tambien Corea del Sur y Vietnam, han decidido adoptar el sistema de granjas biliares, apoyados por sus respectivos gobiernos. En el mercado negro de Japón y Tailandia, la sustancia en cuestión es bien cotizada.

Se afirma, que el fluido bilial del oso, es una eficaz dosis en el tratamiento de disolución de cálculos renales o vesiculares, cáncer, impotencia sexual, y enfermedades hepáticas; por ello, la demanda ha ido en aumento por los bajos costos de esta sustancia. Increíble para el mudno actual, que con tanto adelanto de la medicina, algunos desalmados, se dediquen a esta penosa actividad, que debería ser castigada. Desgraciadamente, el mismo gobierno de estos países practicantes del horror, son los cómplices selectos de tal inhumana acción.

MALDAD SIN NOMBRE
En tiempos remotos, los osos eran cazados y se les extraía la vesícula. Actualmente el procedimiento cambió y se crearon las “granjas” donde los pobres animales viven apretados en jaulas durante toda su vida, que en promedio se prolonga a cuatro años. A ellos, se les inserta un catéter en la vesícula a través del abdomen -sin incisión previa- y se les extrae la bilis dos veces al día.
No existe cuidado higiénico alguno. Los ursidos, sufren heridas, peritonitis y presentan parásitos interna y externamente. Debido al extremo dolor, muchos terminan mordiéndose las patas.

A todos, se les hace una abertura quirúrgicamente en el área del ábdomen, hasta la vesícula. Después se inserta una fístula o un tubo para extraer la bilis o también, se inserta un tubo de metal a la fuerza, a través de la vesícula, para que la bilis pueda caer a un balde colocado debajo de la jaula.

DAÑOS IRREVERSIBLES:
Toda esta indignante práctica, produce en los osos, músculos atrofiados por la falta de movimiento. Ha habido casos, en los que se ha logrado rescatar a estos indefensos animales, pero el sufrimiento padecido es tan grande, que no pueden ya ponerse en pie o moverse, pues inclusive se les extraen las uñas y los colmillos, para que no puedan defenderse mientras son maltratados sin piedad.

Los osos, viven una terrible situación de stress, soledad, dolor y enfermedad. Por ello, comienzan a golpearse contra los barrotes, quedando pelados, y con severos traumas y cicatrices permanentes. Otros, tienen secuelas y daño cerebral permanente, debido a las múltiples infecciones y daños orgánicos que experimentaron a causa del proceso de extracción de bilis, por tiempo tan prolongado.

UNA SOBRECOGEDORA REVELACIÓN
En 1993, se develó al mundo, el horror de las granjas de bilis de oso en China. Jill Robinson, una trabajadora de la IFAW (International Fund for Animal Welfare) visitó las granjas de la provincia de Guandong (China) y este es su relato:

"Mientras el granjero y su esposa nos mostraban cómo preparaban la bilis, me alejé del grupo, me adentré en una habitación y bajé unas escaleras. Mis ojos se iban acostumbrando a la oscuridad, parecía que comenzaba a vivir una historia de horror. Filas y filas de pequeñas jaulas con osos vivos, prisioneros, casi inmóviles (como supe luego, algunos más de 13 años cautivos allí). Como víctimas de una tortura medieval, los animales estaban enfermos, con heridas infectadas por los catéteres metálicos insertados en sus estómagos e hígados... No podía creer lo que veía, cuando sentí un suave toque en mi hombro: me volví a mirar, y veo una hembra de oso luna estirando su pata a través de los barrotes de la jaula. Sin pensarlo, tomé su mano mientras miraba sus tristes y oscuros ojos, prometiéndole que algún día volvería para liberarla".

Este conmovedor relato, ya me exime, de mayores comentarios. Como nos dice una canción del brasileño Roberto Carlos: “Yo quisiera ser tan civilizado como los animales”.

EL DATO:
El oso luna, está protegido por el CITES (Convention on International Trade in Endangered Species) como un ejemplar en estado crítico.

2 comentarios:

Nadia Peña dijo...

lo que el hombre hace contra los animales se llama salvajada por eso yo soy vegetariana

debemos dejar de matar para comer no somos bestias.

Melissa Vasco dijo...

Pobres animalitos es terrible lo que se les hace odio a eso malditos chinos feos y malos.