Mira que la vida es irónica. Tú que te marchas ahora sin importarte mi pena volverás a sentir deseo de verme nuevamente y entonces...
Un día tú, abrirás la puerta de mi cuarto, y me verás dormido con una chispa plateada en el perfil, y verás también mi corazón y mi cuerpo pidiendo auxilio ante la pena.
Y verás además mi cama, y en ella acostado mi cuerpo, convertido en un trapo inmundo, en lugar de mi usual alegría; sólo ahí comprenderás cuanto yo te amaba...
Y el porqué durante meses enteros me la pasé sufriendo, preguntándome en silencio y con el llanto a flor de piel ¿Por qué ya no me amas?
Recién ahí sabrás porqué todas las noches sobre mi piel cansada, entre mil signos de plata, y tatuajes y arrugas majestuosas, me hacía llorar el recuerdo de tu voz, cuando me decías: “Te Amo, tú eres mi hombre...Mi único hombre”.
Pero, no ya te oiré decirme eso...ya es tarde, y ahora llevo como cicatriz el dolor de tu ausencia, y el pesar de no ver más tu sonrisa de miel, y sentir junto a mí, tu cuerpo sedoso de formas armoniosas, aquel que tanto, y tanto...Yo adoré.
1 comentario:
q profundo lo escrito me gustó
aunque resulte paradójico lo triste que se supone es perder a la mujer q uno ama si lo sabré yo y muchos encantado de leerte
con atentos saludos
Miguel Altamirano V.
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